En vista de los hechos ocurridos en las últimas semanas me parece, querida diaria, que la decisión más inteligente que el ciudadano puede hacer el domingo 4 de julio es NO SALIR A VOTAR. ¿Por qué?
a) Puede ser peligroso. Sabemos que serán comicios vigilados por el ejército y las policías ante el clima sangriento que vive el país, del que ya nadie está a salvo. Sobra decir que ni el ejército ni las policías son una garantía de protección, sino al contrario.
b) Serán unas elecciones sucias y corruptas. Casi fársicas. Todo voto está condicionado por intereses mezquinos, ya sean ideológicos, alimentarios, económicos, narcóticos. Toda la intención política de las campañas está orientada a explotar la desesperanza de algunos y la ignorancia de otros. Estamos sobre aviso: el proceso está corrompido desde antes de suceder.
c) No importa quien gane. Todo seguirá igual o peor. Es la propia estructura institucional del país descompuesta, fétida, putrefacta y sanguinolienta la que opera. Ningún candidato está libre de la mierda. Ninguno. Se diferencian únicamente por la mayor o menor difusión de sus cochinadas. No existe un candidato ni un partido político con integridad.
Así que invito a todos a no votar, simplemente porque pocas veces ha sido tan evidente que votar en México es un despropósito. La pregunta es la de siempre: ¿Hasta cuándo?
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